Hacia Un Mundo Mas Interrelacionado: Esperanza Y Solidaridad Franciscana
Author: Thomas Nairn
Date Published: July 23, 2025
Estas formas de interpretar el mundo y su evolución, con las maneras de relación sin precedentes que le corresponden, pueden otorgarnos los signos de esperanza que buscamos como peregrinos en este año de Jubileo (cf. Bula Spes non confundit, 7). La esperanza es la actitud fundamental que nos sostiene en el camino. No consiste en esperar con resignación, sino en esforzarse con fervor hacia la vida verdadera, que conduce mucho más allá del estrecho perímetro individual. Como nos ha recordado el papa Benedicto XVI, la esperanza "está vinculada a la unión vivida con un 'pueblo', y para cada persona solo se puede alcanzar dentro de este 'nosotros'" (Carta Encíclica Spe salvi, 14). Papa Francisco, "¿El fin del mundo? Crisis, responsabilidades, esperanzas", 4 de marzo de 2025.
La idea que el papa Francisco describe en este párrafo es lo que los papas modernos, desde los tiempos del papa Pío XII, han llamado solidaridad. El papa Pío XII fue el primero en utilizar este término, vinculando la solidaridad humana a la virtud de la caridad (cf. Summi pontificatus, 35). El término cobró relevancia con las grandes encíclicas sociales del papa Juan XXIII (Mater et magistra y Pacem in terris) y del papa Pablo VI (Populorum progressio). El papa Juan Pablo II describió la solidaridad en sí misma como una virtud y explicó que "no es un sentimiento de compasión vaga o de angustia superficial ante las desgracias de tanta gente, tanto cercana como lejana. Por el contrario, es una determinación firme y perseverante de comprometerse con el bien común; es decir, con el bien de todos y de cada uno" (Sollicitudo rei socialis, 38). Como podemos observar en la cita anterior, el papa Benedicto XVI unió a la solidaridad con la esperanza, al agregar que "aunque esta visión comunitaria de la 'vida bienaventurada' se dirige ciertamente más allá del mundo presente, también tiene que ver con el desarrollo de este mundo" (Spes salvi, 15).
Sin embargo, estos documentos de la doctrina social católica pueden ser bastante formales y abstractos. Son documentos importantes. Expresan la doctrina de la Iglesia con precisión. En Estados Unidos, sin embargo, el lenguaje de la solidaridad y el del bien común es por lo general malinterpretado. Algunos condenan estas ideas como "socialistas", mientras que otros las malinterpretan en los términos utilitaristas del mayor bien para la mayor parte. La gente puede perderse en debates sobre el significado de las palabras y perder la visión que procura expresar nuestra tradición social católica.
Quizá la sencillez que forma parte de nuestra visión franciscana pueda ayudar a explicar la comprensión católica de la esperanza y la solidaridad, la de avanzar hacia un mundo más interrelacionado, de una manera más convincente. San Francisco usaba el lenguaje familiar de "hermano" y "hermana". Se percibió como amado profundamente por Dios, y esta experiencia lo promovió a ver la amplitud del amor de Dios por todos. Como nosotros, todas las criaturas tienen su origen en Dios, son amadas por Él y, por tanto, son nuestras hermanas y hermanos en la familia amorosa de Dios, una comunidad santa.
Esa comprensión de la comunidad, de que todos somos hermanos y hermanas, nos puede inspirar en formas en las que una llamada abstracta a la solidaridad no podría. En su autobiografía, publicada poco antes de su fallecimiento, el papa Francisco escribió: "La palabra comunidad transmite una sensación agradable, sin importar la acepción del término. Las empresas y las sociedades pueden incluso ser malas; la comunidad, no. La comunidad siempre es algo bueno. Evoca todo aquello de lo que sentimos necesidad y de lo que nos falta para sentirnos confiados, tranquilos y seguros de nosotros mismos… El aspecto de comunidad no es de decoración, sino una parte integral de la vida cristiana y de la evangelización"(Esperanza, p. 138).
Citando el encuentro de San Francisco con el leproso, nuestro Capítulo General de 2021 nos invitó a dirigirnos hacia las muchas personas en nuestro mundo actual "que nuestras sociedades han considerado 'demasiado amargas' para ser vistas o incluso amadas". Es a estas personas a las que el Espíritu Santo nos invita primeramente a acompañar y dar testimonio del Evangelio con acciones de amor y misericordia" (Documento final, par 38). Como frailes, somos convocados a la comunidad, y esto afecta nuestra comprensión de la solidaridad, personalizada en la fraternidad. Para nosotros, ser solidarios con los demás es caminar juntos, ser un hermano para ellos, aceptar la responsabilidad por ellos, preocuparse por ellos, cuidarlos y permitir que ellos cuiden de nosotros. Para nosotros, los frailes, la solidaridad es el amor mutuo.
A fines de los años noventa, fui el visitador general de la entonces Viceprovincia de San Francisco, en África Oriental. Nunca olvidaré a uno de los jóvenes frailes que, durante la visita, me contó su historia. Provenía de la etnia tutsi de Ruanda. Una noche de abril de 1994, toda su familia fue masacrada: la madre, el padre, los hermanos y hermanas, sus cónyuges e hijos. Todos menos él y un hermano menor que no se encontraban en la zona. Llegó a Uganda, donde conoció a los frailes. En el primer aniversario de la masacre, salió temprano de la aldea para estar en el bosque y rezar por su familia. Los frailes lo buscaron y no lo encontraron hasta casi la noche. Sin decir palabra, formaron un círculo a su alrededor y rezaron en silencio. Más tarde en la noche, cuando estuvo listo, todos lo acompañaron de vuelta a la aldea, de nuevo sin decir una palabra. El fraile me dijo que ese día había vuelto a nacer. Fue entonces cuando decidió hacerse fraile, pasando de la oscuridad a la esperanza.
Actualmente, muchas personas sienten miedo, desconexión, disociación, soledad: muchas formas de oscuridad. Muchos de nuestros conciudadanos están desesperanzados, no ven un futuro ni para ellos ni para sus hijos. Estamos convocados a convertir su oscuridad en esperanza. Para muchos de nosotros, esto puede implicar un compromiso político; para otros, un servicio directo o la defensa de aquellos que han sido arrojados a los márgenes de la sociedad; pero para todos nosotros puede ser tan simple como dar a los demás una palabra de aliento, escuchar sus historias o simplemente estar presentes en silencio.
En un momento en que tantos se han convertido en meros espectadores de los hechos que afectan la vida y el bienestar de los demás, la esperanza nos llama a los frailes a estar junto al resto, en especial de nuestros hermanos y hermanas que han sido marginados de alguna forma. Así es como mostramos solidaridad y llevamos esperanza a los demás: demostrando con hechos, más que con palabras, que son parte, que nos importan. No se trata de una ideología "woke", sino de nuestra tradición de 800 años de ser Frailes Menores, hermanos pequeños en la asombrosa familia de Dios.