Fraternidad Universal e Instituciones Globales
Author: Kenneth Himes, OFM
Date Published: August 20, 2025
En el inicio de su mensaje a la Academia Pontificia de las Ciencias, escrito el 26 de febrero desde su habitación de hospital, el papa Francisco observó que estamos en medio de lo que llamó una "policrisis". Con este término hacía referencia a una "coyuntura histórica… en la que convergen las guerras, los cambios climáticos, los problemas energéticos, las epidemias, el fenómeno migratorio y la innovación técnica". Para él, es un momento de "crisis compleja y planetaria", que nos insta a "valorar los instrumentos con un alcance global"
>Por desgracia, como indicó, también hay una "irrelevancia progresiva de los organismos internacionales". Sin embargo, urgió Francisco, citándose a sí mismo de la encíclica Fratelli tutti, "debemos seguir comprometiéndonos con determinación por 'organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales'".1
En el Vaticano II, los obispos proclamaron que "la promoción de la unidad pertenece a la naturaleza más íntima de la Iglesia" y que esta sirve como un "signo sacramental" de "la unidad de toda la raza humana".2 El Papa Francisco tomó esa enseñanza en serio y la vinculó a su reflexión sobre la parábola del buen samaritano en Fratelli tutti. Esa parábola es la clave interpretativa de toda la encíclica, ya que Francisco vio en el samaritano a alguien capaz de trascender fronteras y límites para involucrarse con la víctima herida que yacía en el camino como un congénere con dignidad y valor.
Toda la encíclica procura ilustrar que la fraternidad en un sentido verdadero es universal; y "la fraternidad universal exige necesariamente el reconocimiento del valor de toda persona humana siempre y en todas partes".3 Esto es lo que se requiere para que la Iglesia sea una señal auténtica de la unidad de la raza humana. El Papa Francisco siguió en afirmar que tal fraternidad universal conlleva el compromiso de que "todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente." Tal compromiso no debe estar basado en la circunstancia de dónde uno reside, sino "en el valor intrínseco" de cada persona.4
Por supuesto, es imposible para nosotros dar testimonio de la fraternidad de igual forma con personas que están al otro lado del mundo que con un fraile compañero de la provincia. Pero Francisco, en su discurso a la Asamblea General de la ONU, indicó el camino para aproximarse al tema al estipular que "la justicia es una condición esencial para alcanzar el ideal de la fraternidad universal".5 Si afirmamos que alguien es nuestro hermano o hermana, como mínimo le debemos el respeto a su dignidad y promover los derechos humanos fundamentales que protegen la protegen.
Al pensar así, Francisco seguía un camino establecido por sus predecesores. Por ejemplo, Benedicto XVI dejó en claro que la acción social es el "camino institucional: podríamos llamarlo también el camino político de la caridad, no menos excelente y eficaz que el tipo de caridad que se encuentra con el prójimo de forma directa".6 La justicia se entiende como la expresión política de la caridad o la traducción de esta en los acuerdos institucionales de la sociedad.
Podríamos decir que las instituciones sociales se convierten en las mediadoras de la fraternidad universal al tratar con hermanos y hermanas lejanos con quienes no nos encontraremos personalmente.
Francisco dejó en claro que así es como debemos pensar en el ámbito de la política como hermanos menores de los demás; "la caridad no se expresa únicamente en las relaciones cercanas e íntimas, sino también en las 'macrorelaciones: sociales, económicas y políticas'".7
Por lo tanto, los frailes debemos preocuparnos por instituciones y estructuras internacionales como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de la Salud y tratados y acuerdos internacionales diversos, porque la caridad o la justicia política es una "fuerza capaz de inspirar nuevas maneras de abordar los problemas del mundo actual, de renovar desde dentro las estructuras, las organizaciones sociales y los sistemas jurídicos en profundidad".8 Franciscans International y Franciscan Action Network son solo dos de los grupos que supervisan y participan con las instituciones políticas y económicas; hay muchas otras ONG que trabajan también en el campo de la justicia estructural e institucional.
La famosa consigna de la Revolución Francesa de 1789 fue Liberté, Égalité et Fraternité. Desde entonces, en todo el mundo se implementaron diversos esquemas políticos liberales y socialistas que pretenden inspirarse en la libertad o la igualdad. En gran medida, se ha descuidado una política basada en la fraternidad. El papa Francisco, en consonancia con la amplia tradición del pensamiento social católico, izó el ideal de la fraternidad como una aspiración de los creyentes cristianos en respuesta a la policrisis de nuestro tiempo. Si nosotros, como franciscanos, la orden de los hermanos menores, no respondemos ante tal aspiración, ¿cómo no seremos vistos como quienes no aprovechamos el momento?